Nicholas Angel (Simon Pegg) es, sin duda alguna, el mejor policía de Londres. Sus detenciones superan en un 400% al segundo mejor agente del cuerpo. Es tan bueno que, comparado a él, cualquier policía es malo. Por eso sus superiores deciden trasladarlo a un lugar en que su talento no ponga a nadie en evidencia, a Stanford un aparentemente adormecido y pacífico pueblito.
A su llegada se le asigna un compañero, el bienintencionado y demasiado entusiasta Danny Butterman (Nick Frost), hijo del amable jefe de policía Frank Butterman (Jim Broadbent). Danny es un fanático de las películas de acción y cree que su nuevo compañero de la élite policial es un auténtico "chico malo" y que esta será su oportunidad de vivir los tiroteos y presecuciones que tanto anhela.
Pero Nicholas Angel no tarda en decirle que son fantasías infantiles cuando el creciente y pesado entusiasmo de Danny acaba por sacarlo de quicio. Curiosamente, una serie de horrendos accidentes rompe la quietud del pueblo y Nicholas Angel acaba por convencerse de que Stanford no es lo que parece.
La intriga crece; las peligrosas y escalofriantes persecuciones, los temibles tiroteos con los que sueña Danny ya no parecen tan irreales. Es hora de que los policías del pueblo impongan la ley de la ciudad. |