Había una vez un castillo en lo alto de una colina donde vivía un inventor cuya más grande creación se llamaba Edward. A pesar de poseer un encanto irresistible, Edward no era completamente perfecto. La súbita muerte del inventor no le permitía ser terminado, dejándolo con filosas navajas de metal en lugar de manos.
Edward pasaba sus días solo en la oscuridad, hasta que un día una cordial vendedora de Avon lo rescata de su abandono para llevarlo a vivir con su familia. Y entonces comienzas las fantástica aventuras de Edward en un paraiso llamado Suburbia. |